sábado, 22 de agosto de 2015

La Musa Latina - Madrid

Inauguramos el blog con un local al que hemos acudido últimamente, La Musa Latina. Este bar de tapas se encuentra ubicado en la Plaza de la Paja, bien acompañado de varios restaurantes que serán objeto de reseñas futuras.

La Musa Latina forma parte del Grupo La Musa, siendo quizá su mayor referente el Restaurante La Musa en Malasaña. Pero como sólo hemos estado en "la hermana pequeña de La Musa" nos centraremos en éste.

Lo primero que encontramos es una amplia terraza en la plaza, sin embargo, preferimos quedarnos en el interior por aquello de las delicias del aire acondicionado en el mes de agosto madrileño. Y aquí viene la primera crítica o más bien observación: las mesas están demasiado juntas, al menos las de dos personas que fue donde nos sentaron. Si te toca al lado una pareja digamos que extrovertida, la fastidiaste, seguramente te enterarás más de su conversación que de la persona que tienes delante. Bueno, ahora que lo pienso, para algunos quizá sea una ventaja... (modo maligno on).

Otro detalle a destacar es que los camareros, aunque amables, estaban bastante despistados, nada más sentarnos nos vinieron a pedir la nota sin ni siquiera habernos traído la carta, aunque luego nos dieron mucho tiempo para pensar bien lo que queríamos comer. Casí dio tiempo para aprendernos la carta de memoria. Pero bueno, alguno de estos camareros era nuevo, les daremos un voto de confianza.

Y ahora vamos a lo importante del tema: la comida. ¿Qué nos pedimos? Pues elegimos cuatro tapas a compartir entre dos y una botella de vino. He aquí las viandas:

Oriental de espinacas con langostinos fritos y mango (6,25 €)



Berenjenas fritas con melaza (3,50 €)






Yakitori de pollo Teriyaki (4,10 €)



Chow-Mein (8,75 €). Es decir, noodles con acompañamiento.


Aunque quizá parezca poco para los dos fue más que suficiente para cenar. Lo malo fue que nos lo pusieron todo a la vez y había que hacer bastante equilibrio para intentar comer y no tirar nada, al mismo tiempo que esquivabas a algún camarero que atendía a las mesas de al lado. ¡Un poco agobiante!

¿Y qué nos pareció la comida?, veamos, la ensalada estaba muy buena con las espinacas fresquitas. Las berenjenas estaban espectaculares (aviso que somos unos fanáticos de este producto) y la presentación en el cucurucho nos agradó. Fue la tapa que más nos gusto. El pollo no estaba mal, pero me pareció un poco caro para la cantidad que nos pusieron. Por último los noddles, quizá estaban un poco hechos demás pero se dejaban comer.

Ah, y por último toca comentar el vino, en este caso nos decantamos por la D. O. Montsant: Finca Cucó.






Es un vino joven elaborado a partir de garnacha y mazuelo. Bastante fácil de beber y agradable. Eso sí, se les fue un pelín la mano con el precio.

En resumen, el local está bien para ir a tapear de vez en cuando, mejor entre semana por aquello de evitar la masificación. Voveremos, pero dentro de mucho tiempo.


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